viernes, 20 de diciembre de 2019

Comienzo de relato EUSEBIO

Aquí os dejo mi comienzo de relato:

Bajó a la calle y respiró hondo, buscando el aire nauseabundo que siempre infectaba aquella zona. Estaba harto de perfumes y buenos olores, así que se quedó allí un buen rato con las fosas nasales bien amplias y los ojos muy abiertos, como queriendo aspirar también por ellos la mayor cantidad de aquellas apestosas emanaciones.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Fotografía para ejercicio de escritura en clase



CARA Y CRUZ



SIRENA

Cuando desperté de mi operación de rodilla, lo primero que vi fue la inmensidad del mar dentro de una mirada cálida. Y me dejé mecer entre sus olas. No la conocía, pero la curva de su sonrisa liberó las lunas que guardaba en su boca y la habitación se inundó de su rumor. No podía dejar de mirarla.
—¡Hola, soy Lucía! Cuidaré de ti hasta que te recuperes. —me dijo con dulzura.
Sus manos estaban hechas para acariciar y sus labios me recordaron la belleza viva de los corales. Deseaba con impaciencia la llegada del amanecer para que ella apareciera. Cuando, para levantarme, me rodeaba con sus brazos cubiertos de sol, su pecho acogedor palpitaba sobre el mío y percibía cómo desde las profundidades de su cabello soplaba la brisa marina. Siempre me imaginaba que bailábamos muy pegados. Aunque su apariencia era más bien delicada, como pintada a acuarela, y su estatura menuda, manejaba mi cuerpo con soltura y firmeza, como si flotara. Logró que mi cojera desapareciera. Desde entonces, nadamos juntos en las mismas aguas



SSSSSSSS…

            Noté su presencia a mi espalda y un estremecimiento me recorrió el cuerpo. Apareció de la nada, como si se desplazara reptando. Su voz sonaba rara, como un desagradable siseo. Por un momento, pensé que me mordería el cuello. Me miró con sus ojos saltones, como si me escaneara. Logró que me sintiese incómoda y nerviosa, por si me leía el pensamiento. Sus palabras me hacían sentir culpable sin haber hecho nada. No tenía prisa. Posado sobre tu hombro esperaba paciente hasta que cometieses un error. Entonces, los cascabeles de su cola vibraban con entusiasmo y mordía tu autoestima sin piedad. Te envolvía con sus amenazas constantes y apretaba, cada día, un poco más. Si no te dejabas seducir, redactaba un informe desfavorable para Recursos Humanos. Te soltaba al borde de la asfixia mientras te inoculaba su asqueroso veneno.

Una pareja asimétrica

   Pasada la media noche, la pareja entró cansada en su lujosa mansión en una de las urbanizaciones más selectas de Valencia. Él se despojó de su terno oscuro, mientras que ella, con un gracioso movimiento de piernas, se dejaba caer en el primer sofá del salón quitándose los zapatos.

   - Estoy destrozada, menudo rollo de fiesta. Que pesado el diputado ese... ¿cómo dices que se llama?
   - Antúnez, Pedro Antúnez. El muy cabrón se te comía con los ojos.

   Nada nuevo. Si realmente los ojos comiesen, ya haría tiempo que no quedaría nada de mí, y mira que la cosa comenzó mal. De pequeña fue un suplicio, sobre todo, en el colegio. La jirafa me llamaban. Piernas de alambre que hacían que sobresaliese un palmo por encima de casi todas. Burlas y chanzas. Solo la tía Encarnita, durante una comida familiar, le dijo a mi madre, Laura es como el patito feo, démosle tiempo que ya aparecerá el cisne. Y vaya si apareció.
  De un día para otro, aquellos finos alambres se tornearon hasta convertirse en unas cálidas columnas donde se perdían los hombres y sus miradas, y digo hombres, no muchachos. Los inexistentes pechos, que me valieron el título de campeona de natación, nada por delante, nada por detrás, alcanzaron el tamaño perfecto. Pómulos rosados y unos hoyuelos, en su justa medida, que se dibujaban tras mi sonrisa, parecía volverlos locos. Y sobre todo, el pelo, esa mata que, gracias al único consejo que aproveché de mi madre, nunca me he tintado, me han permitido parecer siempre mucho mas joven de lo que soy, son cincuenta y... y todavía veo la lujuria en sus ojos, no importa su edad, continúan deseándome. 
   Fue un gran descubrimiento. Una mujer puede estar muy buena, pero si encima lo sabe y tiene dos dedos de frente, se le abren unas posibilidades inmensas que yo he sabido explotar. A las pruebas me remito.

   - Has dicho Antúnez, cariño, pues lo tiene claro el diputado baboso ese, ni que fuera Antonio Banderas, el muy pelma.

   Yo tampoco soy el Banderas, pero supe jugar mis cartas. Mi madre me consolaba, no te preocupes hijo que la belleza está en el interior. En el interior de los cojones. Lo que comenzó siendo un acné de juventud, acabó transformándose en esas pústulas que, pese a los muchos esfuerzos de mama, nadie consiguió adivinar de dónde provenían y que, a la postre, acabaron dejando mi cara como el culo de la Luna. Barrigón y paticorto desde muy joven, ponía los discos, mientras Alberto o Juan José se cepillaban a las más adelantadas de la época. No me faltó de nada, me olían los sobacos -esto sí lo solucioné-, la caspa era dueña absoluta de mi pelo -también lo arreglé- y además, por si todo ello fuera poco, la tengo pequeña -sin comentarios-. 
   Como colofón de mis virtudes, soy cabezón, quiero decir, que tengo la cabeza muy grande, bueno tozudo también. Y fue esa obstinación y, probablemente, el mayor tamaño de mi cerebro, lo que me ha permitió prosperar más que suficiente como para llevarme a Laura al huerto. Como decía mi madre, lo que no va en llantos va en suspiros.
   Alberto y Juan José, ese par de desgraciados, ya hace tiempo que trabajan para mi, para Bonifacio el feo -hasta para el nombre tuvieron gracia mis padres-, Bonifacio, el que se acuesta con Laura, la que fue modelo,pero feo a fin de cuentas, y ahí están nuestros hijos para demostrarlo. Qué lástima, pobrecitos, con lo guapa que es su madre.

   - Venga Laura, déjalo. Que se joda el diputado. ¿Qué te parece si esta noche tú y yo?, en fin, ya me entiendes.
   - Boni, querido, hoy no: me duele mucho la cabeza.

   

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Los espejos del alma



No creo que la cara sea el espejo del alma. Si fuera así no tendría tantos buenos amigos que saben que yo soy una bellísima persona… Quizás no sean tantos, lo dejamos en algunos. Y puede que no tan buenos. A veces se escabullen los fines de semana para que no salga con ellos de fiesta.  En el fondo los comprendo. Mi fealdad es incómoda, casi dolorosa. La gente no sabe cómo  mirarme y es imposible que mis colegas liguen el sábado que me sacan de marcha.
A mis 25 años, nunca he tenido novia ni nada  parecido. Ni guapa ni fea, nada: cero. Amigas sí, algunas. A veces asisto como oyente a sus conversaciones íntimas donde opinan de los chicos que les interesan o desuellan sin piedad a sus competidoras. Nunca hablarían así delante de otro hombre, pero conmigo no hay peligro. Ni siquiera reparan en mi. Soy el feo simpático y ocurrente, pero no conciben la posibilidad de que pueda interesarle a ninguna mujer, amiga o enemiga. Estoy fuera de cualquier competición. Como un eunuco en el harén, una especie de castración estética, supongo…


No creo que la cara sea el espejo del alma. Seguramente por eso tantos hombres la buscan, con un deseo que creen furtivo,  en otras partes de mi hermoso cuerpo. Me divierte lanzarles una breve mirada a los ojos y comprobar como se sienten pillados en falta, se azoran y disimulan. 
Tampoco es el alma lo que les deslumbra cuando decido ponerme guapa de verdad. No deja de asombrarme el efecto de que tienen unos tacones, un  vestido bien elegido y la seguridad que te da el saber que eres realmente bella.
 No me importa reconocerlo: me siento afortunada por ser guapa. La belleza interior la guardo para mí y para quien yo elija, pero la que está a la vista la administro como yo quiero. Me hace sentirme segura, poderosa.¿Crees  que éste es un mundo dominado por los hombres? Puede ser, pero los hombres son tan simples y predecibles…



Soy feo, soy guapo

SOY FEO



Si me miras un segundo te garantizo un desagradable escalofrío. Ya sea por mis pómulos que parecen estar succionados por una extraña fuerza interior, por la alta concentración de verruguitas que habitan a ambos lados de mis fosas nasales (pobladas en su interior, por cierto, por decenas de pelillos, algunos de los cuales, sin espacio ya dentro, asoman al exterior para disgusto del que los pueda observar), por las bolsas que viven agarradas a la parte baja de mis ojos...Hay donde escoger.
No creo que haya ni una sola cosa de todo mi rostro que pudiera salvarse de la crítica despiadada de un desaprensivo esteta. Este rostro oteado desde las alturas por una frente con una densidad de surcos tan solo algo menor de la que pudiera tener una tierra bien arada. Debajo de la frente, las dos cejas, unidas por un pequeño puente de pelos que no permite que una quede separada de la otra. Y por la parte de debajo, este rostro no encuentra mejor suerte en la barbilla, levantada y bien erguida hasta casi rozar el labio inferior de mi boca.
Desde luego, intento evitar callejones oscuros, no por ser una persona miedosa, sino por ahorrar sustos e incluso innecesarios ataques al corazón.




SOY GUAPO
Si me miras un segundo podrás sentir un agradable escalofrío. Unas pestañas largas y bien perfiladas arropan a unos ojos claros y brillantes que, además, pocas veces miran de una manera que no sea seductora. Debajo aparece una nariz respingona, delgada y, además, libre de pelillos en sus fosas. Unos labios con la carnosidad justa se ven rodeados por esta barba de tres o cuatro días, pulcramente afeitada y con una uniformidad casi perfecta; labios que participan, junto a mis dientes blancos como un lienzo virgen, de una sonrisa no menos seductora que mi mirada. A ambos lados del rostro, orejas en su justa medida, ni grandes ni pequeñas, sin sobresalir más de lo necesario.
¿Y qué decir de mi piel? Tersa y con cierto tono rosado que entrega a los ojos del observador una imagen de lozanía y salud envidiables, en mi modesta opinión.

El bello y la bestia


Bello, soy bello. Sublime. Diríase que casi un dios. Un Narciso sin un lago en que mirarme. Mis piernas son rectas, proporcionadas,  ligeramente musculadas. Mi abdomen suave apenas deja entrever  unos incipientes  abdominales.  El pecho perfecto, totalmente simétrico, casi cuadrado. La espalda ligeramente cóncava baja de los trapecios hacia los fuertes hombros y  forma en su extremo opuesto un suave tobogán sobre mis recios glúteos. Y qué decir de mi cabeza reposando sobre el pedestal del cuello; boca, nariz y ojos, triangulan  mi cara, dibujando un rostro amable que sin duda empuja al beso. El cabello rizado invita a ensortijar los dedos de aquellos que me admiran. Me gusta estar desnudo ¿porqué poner barreras a lo que ya es perfecto? Quizás y por buscarme algún defecto diría yo, si pudiera, que tengo los brazos demasiado largos.  

Parece que ya vienen. Me rodean, no pueden evitar mirarme. Algunos incluso me hacen fotos. Los mas osados apenas alcanzan a acariciar mis suaves y marmóreas pantorrillas. Porque aunque aunque ahora soy grande, antes fui pequeño, muy pequeño y aún así vencí a un gigante.




Mi madre tardó dos días en poder darme el pecho. 


"Dios mío" exclamó la enfermera después de quitarme la grasa capa de líquido amniótico que aún me cubría el rostro. 
"No se preocupe, señora" añadió "Algunas niñas sufren en el parto". "Pues yo creo que no sólo en el parto, porque a mí me tocaría sufrir toda la vida con esta cara de boxeador recién noqueado".

En el colegio aprendí lo rica que es la lengua castellana: cíclope, bola de sebo, culo de mono, pelo paja, cojitranca...
Nunca he tenido novio, aunque algunos tíos se me han acercado. Quizás porque mi mejor amiga, Angelines, está como un tren. Somos el yin y el yang, y me consuelo pensando que entre las dos sumamos una persona corriente.
Hace tiempo que quité los espejos de mi casa, así que no puedo describirme. Si los demás rehuyen mirarme, no voy a hacerlo yo tampoco. Así que soy fea por exclusión. Supuse que si la gente me miraba a la cara dejaría de ser fea, y por eso me compré unas gafas de espejo. Parece que funciona, aunque realmente no sé si me miran o se ven ellos. 
No puedo ir al gimnasio, no hay zapatillas de mi talla y necesito un tacón más alto que el otro para poder mantener el equilibrio. Mi cuerpo despide un olor repelente en cuanto doy dos pasos y tengo que secarme rápidamente el sudor que se desliza entre los michelines  para  evitar mancharme la camiseta; si me pilla en un bar utilizo las servilletas y Angelines me riñe.  

Ella es la única persona que me quiere y yo también la quiero a ella; aunque supongo que de forma diferente. 


martes, 10 de diciembre de 2019

Emma y Cristina

Emma

Llego tarde. Mis caderas se contonean marcando un ritmo de miradas curiosas sobre ellas. Gran Vía está abarrotada. No importa cuan patilarga sea,  las zancadas me saben a poco. Jamás he tenido tanta prisa como hoy. Un grupo de chavales se gira al pasar. Me silban. Muero de ganas por girarme y mandarles a la mierda. Pero no, hoy no es el día. Por un instante odio tener buen culo. Desechó los pensamientos y sigo ágil, el camino hasta el hospital. No puedo contener las ganas y corro al ascensor. Estoy tan feliz que ni las ojeras consiguen que deje de verme estupenda en el reflejo. Al fin, entro en la habitación donde descansa mi hermana, orgullosa, con Carolina en su regazo. Es una muñeca de ojos grises, mejillas rosadas y facciones dulces. Mi madre me abraza intensamente mientras me emociona remarcando el fortuito gran parecido entre sobrina y tia. Cojo en brazos a Carolina y aunque aún no la conozca, ya la adoro.

Cristina

Odio ser la amiga simpática. Frase que no deja de resonar en mi cabeza mientras desisto en la ardua tarea de conseguir un gintonic cuando la barra de la discoteca está plagada de rubias y curvas de infarto. Apoyo la espalda en la pared y estiro un poco la diminuta falda granate con la que pretendía destacar esta noche. Miro al frente y comienzo a echar muy en falta la copa en mi mano. Mis dos despampanantes amigas están inmersas en el que me gusta llamar, típico ritual de apareamiento. Me pregunto por que no estoy en mi cama. Desde luego este no es mi lugar. Me coloco en la cola del baño mientras elimino toda esperanza de enrollarme con alguien. Me siento horrible, lo que me hace estar aún peor, es vergonzoso que con mis casi veintiocho años me siga afectando tanto estas pavadas de adolescentes. Subo el tono rojizo en mis labios. Intento ordenar los mechones rebeldes en un espejo rajado. Me pregunto si ya estaría roto antes de que me reflejase en él. Mi ego sube ligeramente al lograr reírme de mi misma. Camino con decisión hacia la pista, hoy no me iré sola a casa, afirmo dando por seguro que en la sala también estará el amigo simpático de alguien.

 Visiones de un ciego


Maya era una chica totalmente diferente a cualquier otra.
Sus ojos brillaban más que cualquier faro, su cuerpo tenía tantos detalles que todavía no se había encontrado escultor con suficiente conocimiento para esculpirlo y, gracias a su sonrisa, Maya consiguió comprarse su propia casa, ya que sus dientes fueron el motivo por el que cientos de modelos fueron destituidas y fuera ella misma la que saliera en todos los anuncios de enjuague bucal.

Maya hacía que la gente que odiara los pies, al ver los suyos, ellos mismos se contradijeran diciendo que los pies son la parte más bonita del cuerpo. Cuando a Maya se le cayó su primer diente, el Ratoncito Pérez murió aplastado por la cantidad de monedas que tenía que pagar por él.
Si Maya faltaba a clase, su clase, en vez de pasarle los apuntes, todos juntos se desplazaban al lugar donde estuviera Maya para poder estar con ella.
Si Maya se iba a dar una vuelta por el centro, los artistas callejeros le pagaban a ella por dejar que la pintaran. Coincidir con esta chica solo hacía que tu vida fuera más llevadera.
Un día se me rompió un espejo y, sin dudarlo, puse la cara de Maya en frente y automáticamente se recompuso.  Sí que es verdad que también había puntos negativos debido a que no podíamos  entrar en determinados países ya que la presencia de Maya provocaría guerras en muchos ellos debido a los dictadores que se pelearían por conquistarla.

Desde luego, lo más bonito de Maya era el aura que desprendía, aún así, si tuviera el don de poder ver y así mis ojos sirvieran de algo, no sé si me atrevería a contemplarla.
 Esto es debido a que la creatividad me deja imaginármela sin ningún límite y, además, no hay ninguna imagen material que pueda compararse a la imagen del alma.




lunes, 9 de diciembre de 2019

soy guapa, soy feo

Soy guapa
lo primero que verás de mí serán mis grandes ojos verdes, que sorprenden en una persona con el pelo tan moreno. es una mezcla que posiblemente viene de mis orígenes vascos. soy guapa y lo sé, es más, lo exploto en mi beneficio. soy también inteligente, pero en eso no destaco tanto cuando me comparo con mis colegas de trabajo, tengo un buen currículo que incluye un MBA en una universidad americana, pero mi belleza me da una ventaja mucho más única, y es algo que ni mis competidoras ni competidores saben como manejar. cuando entro en una sala de reunión todas las miradas me siguen, no sólo las de ellos. y produzco una turbación en mis interlocutores que me divierte potenciar y explotar. especialmente en mis jefes, si son hombres, claro. cuando han sido mujeres no me ha ayudado tanto. Es sobre todo interesante saber cuando hablo con ellos por cuanto tiempo me mirarán a los ojos o los suyos se dirigirán a otra parte de mi anatomía, que también me encargo de resaltar. en general si lo hacen durante más de 10 segundos, tienen un 10 en autocontrol, y automáticamente comienza a attraerme. pero casi nadie lo consigue.

soy feo

sinapelativos. no gastaré mucho tiempo en los detalles, pero hasta la simetría de mi cara es un problema, soy feo por los dos lados. Soy un feo esférico, me mires por donde me mires. Y  no es algo que me haya hecho lavada fácil, desde el acoso cuando estaba en el colegio hasta los chistes inevitables de mis compañeros, por llamarlos de alguna forma, y las risitas después de cruzarse conmigo en el pasillo. por eso cuando ha llegado la nueva compañera (creo que se llama Lorea, o sea, Lorena en vasco, he tenido pocas esperanzas de que ni siquiera me hablara. pero en la primera reunión se ha puesto frente a mí y no dejaba de mirarme. Yo le he aguantado la mirada durante cinco largos minutos. Sus ojos del color del cantábrico me han dejado atrapado, y ha conseguido que no apartara mi vista de ellos. al terminar se ha dirigido a mí, preguntándome en que departamento estaba, y ha sido lo más extraordinario que me ha pasado en mi vida. los demás compañeros no hacen más que hacer comentarios sobre lo buena que está y sobre otras partes de su cuerpo, pero definitivamente, me quedo con sus ojos.

DESCRIPCIÓN DE PERSONAJE


EJERCICIO 1

Si voy a casa de mi amiga a merendar es por ver a su padre. Nada más llegar me coge por los hombros y me da dos besos. Su melena castaña de marinero roza mi piel al mismo tiempo que su aliento a tabaco me emborracha. Yo, ahí, cierro los ojos y fantaseo unos segundos. Luego se incorpora. Desde su prominente altura me mira con sus ojos verdes, brillantes y frescos, como gominolas de menta recién chupadas, y dice mi nombre: Sara. Su voz de trueno queda atrapada en mis oídos el resto del día.

Entonces, me ofrece su mano. Apoyo mi palma y él la envuelve con sus enormes dedos hasta hacerla desparecer. Podría apretar hasta partírmela, pero no lo hace, igual que un oso cuida por no aplastar a sus crías. Me lleva hasta la cocina. ¿Leche?, me pregunta. Yo le digo que sí. Sí a todo. Le diría que sí incluso a aquello que ni él me pregunta pero que yo sé que piensa.


EJERCICIO 2

Paquita se miraba en el espejo cada mañana antes de salir a la calle. Sonreía mostrando unos dientes mutilados y amarillentos, dispuestos sin ningún orden. Eran como palomitas de maíz caramelizadas que hubiesen estallado en el interior de su boca quedando pegadas aleatoriamente. Su pelo, engominado con su propia grasa, caía sobre su frente como un helecho sediento.

Cogió las tijeras y se cortó la greña de filamentos negros que, como el biso de un mejillón, colgaba de su verruga carnosa. Pellizcó un par de espinillas de su nariz extrayendo el sebo bilioso. Se dio cuenta de que el calor estaba empezando a derretir la gruesa capa de maquillaje que se desprendía de su cara y se deslizaba cuello abajo como un alud de arenisca. Cogió un pedazo de papel del suelo y recolocó la porción de pintura reseca.

Abrió la puerta de la calle. A cada paso que daba se oía chasquear su cadera haciendo que su cuerpo escorara como una balandra a la deriva. Se puso las gafas y se sentó en el viejo banco frente al portal de su casa. Sacó su libreta, anotó la fecha de ese día y comenzó a marcar palitos por cada hombre que pasaba con el que se acostaría esa misma noche.

jueves, 5 de diciembre de 2019


Nuestra canción


Todo empezó con un beso, un beso rápido que condujo a otro y que quiso adentrarse y profundizar en mis labios. De los labios a las manos, de las manos a los roces, de los roces a las manos y de las manos a unos labios distintos de los primeros.
Nos tiramos sobre la cama y sabía que había llegado el momento, nunca pensé que compartiría algo tan íntimo con ella.
Lentamente lo noté, rozándolo con la yema, húmedo, ruborizado y con temperatura similar a la de un horno con galletas recién hechas. No pude evitarlo y toqué más, lo acaricié, dibujaba corazones alrededor suya y sentía que con cada poro conseguía estimularla un poco más.
-¿Te parece bien si te quito el botón?
-Mmmm..... Sí, gracias por preguntarme.

Poco a poco, como si gotas de lluvia cayeran desde dentro, empecé a poder deslizarme y resbalarme alrededor de todo el tejido. Mis dedos bailaban en el escenario más hermoso que habían pisado hasta la fecha.
En este espectáculo formado por dos principiantes, tus susurros y gestos faciales iban marcando el compás de una obra nunca antes compuesta.
Como instrumentos usábamos lo que Dios nos había dado y, nota a nota, la música empezaba a salir sola, de la nada, de manera natural y totalmente eufónica. Gracias a nuestra comunicación, ella consiguió guiarme y encontré el patrón a seguir; los momentos de crescendo se alternaban con ciertos intervalos más calmados y, aunque puede que alguna nota se me escapara de la tonalidad, ese día compusimos la canción más bonita que escuchado en toda mi vida.

Definiciones

Felicidad, querer lo que se hace.
Literatura, convertir los sueños en palabras pata compartirlos
Muerte, ultima parada del bus
Mar, el deseo en verano
Sexo, el placer recurrente.
Ataud, el envoltorio eterno
Belleza, la simetria en todas las cosas
Sardina, el reflejo plateado nadando
Lluvia, las sobras del cielo

miércoles, 4 de diciembre de 2019

COÑO RESPETADO Y POLLA INTACTA

COÑO RESPETADO



El coño que con labios cerrados te dice que por ahí no vas a pasar. O el coño que te observa con los labios abiertos y te seduce con su líquido lúbrico, dejándote claro que por él puedes entrar: más allá de coños peludos o rasurados, grandes o pequeños, blandos o duros...el mejor coño es el coño respetado. Aquel que es penetrado solamente cuando lo desea y no cuando se lo imponen.
Un coño invadido es un trágico fracaso, una gran razón para deprimirse por un momento pero para seguir batallando contra los que no entienden la libertad del coño para elegir. Cuando ningún coño sufra indeseadas invasiones, entonces en ese momento habremos ganado todos.
Sin coños respetados no hay sociedad que pueda sentirse orgullosa.


POLLA INTACTA
Me fascina la polla que multiplica su tamaño sin ser ni siquiera rozada. Con el pensamiento adecuado, el dueño de una polla puede otorgarle la perfecta horizontalidad, cual brazo de la estatua de Colón en Barcelona. Solo con energía mental esa polla recibe una transfusión sin goteros, sin pinchazos, y es regada con sangre en cada una de sus venas y gran parte de sus cavidades. Tenemos un ser inanimado que de repente revive y ocupa un espacio que antes no era suyo. Y todo esto sin malgastar energía física. No tocamos la polla, simplemente la guiamos con la mente y ya está, activa y diciendo “aquí estoy yo”. Esa polla pasa de ser algo casi irrelevante a ser un miembro activo de esta sociedad, dispuesto a ser útil si se le necesita. Tiene fuego dentro sin necesidad de haberla frotado como una ramita de madera. Se ha venido arriba solo con la buena música del pensamiento, igual que una serpiente obediente a su encantador.
Y es que la imaginación es una gran arma para levantar pollas.

Libertad

Coños no hay dos iguales. De todas formas y colores. Labios grandes, pequeños, expuestos o escondidos. Depilados o al natural. El coño tiene un órgano mágico, esta ahí únicamente para el placer. Todos los coños son diferentes, por lo que todos son normales. Sede de tabúes, tradicionalmente condenado a la servidumbre, cueva de los secretos. Afortunadamente dejó de ser un producto, un mero objeto. Tu coño eres tú, para nada tu eres tu coño. Por eso, mujer, te animo a que lo mimes como haces con cualquier otra parte de tu cuerpo, que estés orgullosa de él. Date tiempo para conocerlo. Tu coño te libera del estrés después de un día largo, te deja extasiada de placer sin excusas, siempre está ahí para ti. Gracias a tu coño puedes hacer gozar a quien tú quieras. Tu coño te permitirá concebir, si es que así quieres. Tu coño es libertad, hermana. Disfrútalo. Sin medida.


Virilidad. Esa gran carga que les cuelga a los hombres de la polla. Creen ser más poderosos gracias a ella. Claro que eso mismo la convierte en su mayor debilidad. Pollas que pierden la erección en el momento clave. Pollas que llegan al orgasmo en segundos. Pollas ridicularizadas por su tamaño. Pollas grandes endiosadas inmerecidamente: no es el tamaño sino el movimiento. Virginidad como desgracia. Pollas que se creen el centro del universo y olvidan que el sexo es mucho más que ellas. La virilidad te jode la vida, polla. Libérate, déjala ir y disfruta.

POLLAS Y COÑOS

A Juanfran nunca le fue bien en la escuela, más bien le fue mal, de hecho a los 14 años la abandonó.
La precaridad laboral y su poco empeño, no le facilitaron un buen futuro.
Su única pasión eran los coches, le encantaba conducirlos y lo hacía de maravilla, el único problema era que para conducirlos, previamente debía robarlos.
Este camino y su pericia, le condujo a formar parte como conductor, en una banda de alucineros.
El día del paro en aquella joyería todo salió mal y Juanfran acabó en el talego.
Allí, debido a sus latiguillos como: "me suda la polla" "tócame la polla" "agarrame la polla". Esto y la forma de su cabeza que recordaba vagamente una pera, le valieron en la trena el apodo de Cara Polla.
El tiempo, la jerarquía carcelaria y alguna que otra hostia, fueron reduciendo su apodo y este quedó  solo en Pollla.

PARALELAMENTE

Noe, tampoco destacó en la escuela sino todo lo contrario, esto y los despidos de dos o tres peluquerías  y de dos puestos de reponedora de supermercado, le valieron una extraordinaria experiencia callejera y un  carácter  cada vez más "choni".
El día que le propusieron hacer de mula desde Colombia, no se lo pensó dos veces.
Cuando fue detenida en Barajas con tres kilos de farlopa, su próximo futuro quedó escrito.
En prisión, su manera de dirigirse a todas con su clásico: "oye MariCoño" toma "Maicoño" que haces"Maricoño", le adjudicaron el mote de Maricoño.
El tiempo y la economía de de palabras lo redujeron a Coño.

TERCER ACTO

Polla y Coño se conocieron a traves de la revista intercarcelaria Sin Rejas.
Allí iniciaron una correspondencia (os recuerdo que en el trullo no hay móviles) que hizo crecer una relación que desembocó en un amor literario.
En una de aquellas cartas entre otras anécdotas, se confesaron sus apodos carcelarios y el origen de estos
A Polla desde la prisión del Dueso y a Coño desde Alcalá -Meco, les fue concedido un vis a vis.
La tarde del encuentro, tras previo cacheo a ambos, entraron cada uno por una puerta en aquella sórdida habitación. Al  verse por primera vez frente a la cama, ella dijo:
Al fin  Polla!
el contestó
Que guapa estás Coño!

      FIN

martes, 3 de diciembre de 2019

COÑOS Y POLLAS


EL COÑO DE LA BERNARDA

Al pobre coño de la Bernarda nunca lo toman en serio. Nadie le pide permiso para meterle mano y se quedan todo el rato que les apetece. Es un coño débil, sin carácter, fácil de convencer. No sabe imponer sus opiniones ni sus deseos. Es un coño que habla tan bajito que no se hace oír. No se siente respetado cuando expone sus criterios. Todos abusan de su confianza. El coño de la Bernarda no es serio, se lo toman a pitorreo. Entran y salen cuando les place, sin ninguna consideración. Es un coño desordenado. Le resulta imposible mantener un orden con tantas idas y venidas. Cualquiera se cree con derecho de usarlo a su antojo y jamás le piden disculpas. Es un coño denostado y falto de cariño. Es un coño minusvalorado. No tienen en cuenta sus sentimientos. En el coño de la Bernarda, como todos piensan que es de libre uso, reina un caos absoluto.
Entre sus propósitos de Año Nuevo, el coño de la Bernarda, ha incluido recuperar la autoestima.



 A LO LOCO

            Hay pollas que no tiene principios y se comportan a lo loco. A veces, incluso, tienen vida propia y escapan del control de sus dueños. En ellas se aloja el cerebro de muchos hombres y toman decisiones cuando de mujeres se trata. De su tamaño no depende su inteligencia, pero ellas creen que sí y lo relacionan con su éxito amoroso. Las pollas se estiran y se encogen a voluntad propia. Compiten con otras, «a ver quién la tiene más larga», como si sus centímetros midieran el valor. Hay pollas violentas y cobardes que agreden a las mujeres por la fuerza, pero hay pollas maravillosas que son sensibles y amables. No piensan en sí mismas y saben cómo dar y sentir placer.
            Hay pollas de tantos colores como sus dueños. También hay pollas generosas, que ayudan a dar vida.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Reflexiones en el quirófano



La sentencia estaba pronunciada. El temible diagnóstico se confirmó, el pavoroso cangrejo estaba dentro de él, hurgando en su carne con sus despiadadas tenazas, despedazando a su fiel compañero de correrías, encuentros fortuitos después de las discotecas. Nada serio, algunas veces intercambiaron los números de teléfono, un par de veces lo llamaron a él, otras veces llamó él. Un día intentó invitar a cenar a una de sus amigas ocasionales, la tía estaba buenísima, incluso, pensó en una relación seria, pero le dieron con la puerta en las narices. “Es que aquella noche iba un poco bebida.  Discutí con mi novio y solo buscaba venganza. Pero ahora estamos otra vez juntos”. Con sus cuarenta años no estaba casado ni tenía hijos, quizás jamás los tendría, a no ser que encontrara a una mujer compasiva que lo aceptara a él y a sus espermatozoides criogenizados. Tendría que cambiar sus criterios de búsqueda. Nada de noventa, sesenta, noventa, se conformaría con cualquier cuerpo capaz de engendrar y dar a luz. Porque él se iba a poner bien, no podía ser de otra manera. Tenía tantas ganas de vivir, de ser padre, de ver crecer a sus hijos, de estar con esa única mujer de su vida al lado de la que envejecer. El médico dijo que lo detectaron a tiempo, que lo más importante ahora era seguir al pie de la letra todas las pautas del tratamiento y tener paciencia. No pensaba desesperarse, estaba seguro de que se pondría bien. Solo no podía perdonarse que comprendió demasiado tarde que la virilidad no se medía ni en el tamaño de su pene ni en la cantidad de polvos casuales.  

domingo, 1 de diciembre de 2019

Poño y colla.



 DESPERTAR

 Hay algo que me pica en la entrepierna, me mueve las entrañas y humedece mis sueños. ¿Qué me pasa? ¿Qué es esta dulce pesadilla?
Pilila te acostaste y polla te despertaste un día.
Te toco y no lo creo, pequeña campanilla que el frío encoge y el calor estira. Molla de caracol sin cáscara que reptas sin cesar por la pretina.
Pilila te acostaste y polla te despertaste un día.
Te miro en el espejo y me resultas lastimosa con esa trompa y  orejas de elefante melenudo y sin colmillos. ¡Mejor te escondo dentro de mi apretado calzoncillo!
Pilila te acostaste y polla te despertaste un día.
¿Juguete o instrumento? ¿Taladro mecánico o boca de botijo? ¿Volcán o río? “Según lo que expulse te lo digo”. 
Pilila te acostaste y polla te despertaste un día.
Mango sin asa, huevo sin batido, revoltijo de músculo y de venas que sin cerebro, manejas y mueves mis sentidos. Desnudo calamar que nada en las profundas cavernas de su abismo.
Pilila te acostaste y polla te despertaste un día.
Llámame polla, minga, falo, cipote, verga ó mástil, como quieras,  pero no me humilles sustituyendo tan altivos nombres por  pirula,  picha o pepinillo. 


DE COÑA

- Coño peludo,  depilado o brasileño…. ¡Mi dueña me tiene loca chica! Peludo me aso. Depilado tengo frío. Y brasileño no me veo;  nunca me gustó la raya en medio.  Y ya ves hoy toca depilado y más escoriado que el culo de un bebé. Efímeras modas coñudas a la caza de penes errantes. ¿Y tú coño lo llevas?
-¿Qué coño lo llevo yo? Coñonudo. Soy un coño libre. ¡Por mí no pasarán! Soy coño feminista y sólo admito caricias de otros coños. En coño cerrado no entran moscas y menos aún moscones. ¿Y tu porqué coño te pliegas a las modas? ¿No ves que esos penes machirulos sólo buscan usarte y olvidarte?
-¡Qué va chica! Yo soy un coño abierto al mundo; y no es que no esté a favor de ciertas cosas. Pero me gustan las caricias de los hombres y me gusta acoger a sus amigos en la calidez de mis entrañas.
-¡Serás cursi! Seguro que eres de esos coños de colegio de monjas vestidos de bragas de algodón blanco hasta el ombligo.
-Y tú, seguro que de esos de instituto, acuchillados por una tanga ínfima que dibuja figuras geométricas en el redondo culo.
-¿Me dices tú? que eres hostal sin dueño dónde se cuecen multitud de calvos con sombrero y sin anillo. 
-¿Me estás llamando puta? ¡Coño adormecido, hendidura estrecha, tuerca sin tornillo! 
-¿Serás cabrón? 
-¿Cabrón? ¿Cabrón y coño? ¿Y porqué en masculino, si somos la vagina?
-¡Vamos no empieces otra vez que ya viene el jabón!

Coñas y pollos


El coño

¿Estás de coña hablando de coños? Pues no, querido lector mío que te adentras en los secretos de lo huidizo. En todas partes, hasta en las partes, se esconde la poesía. Pues qué mejor lugar para que el poeta sea raptado por las musas que aquel entre el Parnaso y el Helicón. Montañas elevadas como piernas dobladas en cuyas laderas brotan las claras aguas la fuente Castalia, que calma la lengua de inspiración sedienta.
Porque todo tiene profundidad (sobre todo el coño) y, en lo profundo, todo es verdad. Y todo lo verdadero es bello (como el coño). Y todo lo bello se puede amar (como... Sí, lo has adivinado).
Pero, como todo lo que en las noches consigue desvelarte, adentrarse en sus misterios es un arte. Mas la recompensa es grande, pues conocerás ocultos unos labios que besan mejor que sus primos de arriba que por hablar se creen muy sabios. Y no saben que lo más hermoso de la vida vuela en las alturas de lo inefable. 
En él te adentrarás, querido amigo, en lo ignoto como un fugitivo. ¿Pues qué mayor deseo que el anhelo de lo prohibido? Existe una parte en nosotros que ansía rasgar los velos de lo oculto, iluminar las sombras de lo esquivo.

Solo te digo, querido cazador furtivo, que no te dejes llevar por el brío. En esta flor se guarda el dulce néctar de la ambrosía, manjar de dioses, fuente de la que brota su inmortal destino. Y al caer la tarde, entregado al dulce delirio, recuerda el secreto de este lirio. Quizá entonces, su fragancia derroche en el goce de la noche. Y si actúas con atino, al despertar lo sentirás cuajado de rocío.
Y ojalá no estés hasta el coño, qué coño.



La polla

¿Qué pollas dices? ¿Esa que empolla la gallina o la flecha con la que Cupido hechiza? Gerardo Diego dijo en su oda al ciprés de Silos: "Enhiesto surtidor de sombra y sueño / que acongojas el cielo con tu lanza. / Chorro que a las estrellas casi alcanza / devanado a sí mismo en loco empeño". Puede que esté ya todo dicho.
Y qué decir de la música, voz del alma. Invoquémosla en nuestra singular singladura. Dicen que para la Reina de la Noche no hay nada como La Flauta Mágica de Mozart.
Pero si ha habido una sociedad que valoraba los penes como se merecen, esa es, sin lugar a duda, la romana. Puertas y paredes adornadas con falos para dar buena suerte y alejar la desgracia. 
Niños y adultos, todos portaban amuletos con penes voladores para  ahuyentar  la enfermedad del cuerpo. Si ya os decía que lo que teníamos hoy entre manos es un arma poderosa. Ya podéis decir con la boca llena que la polla ha sido el símbolo de un Imperio. Benditos sean los romanos. Quizá estos desciendan del mismísimo homo erectus... Si los paleontólogos supieran esto no afirmarían a pies juntillas que se extinguió este portentoso hombre erecto.
Y hasta aquí nuestra fálica aventura juntos, antes de que acabéis de mí hasta la mismísima...

La parte más sensible de un hombre + Coleccionista de coños


La parte más sensible de un hombre.

Iván se mira en el espejo mientras se acicala para la noche del viernes. Tras una ducha tranquila, se seca y revisa, satisfecho, el relieve de sus músculos y el tatuaje que resalta la parte más importante de su cuerpo y de su persona: su polla. Iván tiene una polla grande, enorme: una polla triunfadora. Su polla es la admiración de las tías y la envidia de sus compañeros de gimnasio. Una polla grande: eso es lo que quieren las tías. A veces hay que disimular un poco con el rollo ese del ligoteo, que qué música te gusta, que si esto, que si aquello, que si ji-ji, que si ja-ja. Polladas: lo que necesita una mujer de verdad es una buena polla. Todo lo demás son excusas de los tíos con la polla chica y ganas de sus amargadas mujeres. Como María, la tía nueva de Administración. ¿Pues no va la cabrona y se chiva al jefe del almacén? ¡Que la acoso, dice la muy puta! Tú te lo pierdes, bollera de mierda, así nunca vas a probar una polla de verdad. Mientras acaba de arreglarse, sus preocupaciones se disipan con la primera rayita de la noche. Son ya las 12 y sale a la calle completamente seguro de sus posibilidades. El mundo está lleno de tías hambrientas que hoy darán de comer a esta polla campeona.

Sara guasapea aburrida en la barra del Club Oasis. Son casi las cuatro de la mañana y la noche está fatal. Aunque viernes, es fin de mes y por aquí no aparece nadie. Cuando está a punto de tirar la toalla, la puerta del Club se abre y entra Iván. Sus miradas se cruzan y Sara comprende que acaban de salvarle la jornada. Iván es un cliente habitual, pesado y obsesionado con el tamaño de su polla: una polla grande, torpe e incómoda. Pero él es un tío simple y fácil de complacer: siempre viene colocado y con bastante dinero. Pan comido. Entre el servicio y las rayas puede sacarle al palurdo más de 200 pavos. A sus 24, Sara tiene experiencia de sobra para manejar con oficio la parte más sensible de un hombre: su vanidad. Por eso sabe que la negociación será corta y provechosa. Diez minutos y un cubata más tarde, Sara e Iván suben amarrados las escaleras que llevan a las habitaciones. Los dos sonríen satisfechos, pero por motivos completamente diferentes.

Coleccionista de coños.

Juande es coleccionista de coños. No de coños sanguinolentos, estilo Jack el Destripador o American Psycho. No, él es una persona sensible y educada; nunca le haría daño ni a una mosca. Tampoco colecciona coños pornográficos ni coños de pago. Juande siente una profunda aversión por los coños en movimiento de las putas  mecánicas y cansadas. De hecho, le repugnan las mujeres en general. Son seres ruidosos, cansinos y exigentes. Esa es la parte del coño que menos le gusta y que procura separar con meticulosa precisión. No, Juande es un esteta del coño, un auténtico artista. A costa de paciencia y Photoshop ha creado una inmensa colección de coños que organiza y clasifica con el rigor de un botánico. En su colección “Antropometría del Coño” ha ilustrado todas las variantes posibles de morfologías, tamaños y texturas del coño. La carpeta “Coños sin Fronteras” muestra una paleta increíble de tonalidades, desde los coños rosados y rubicundos del Norte de Europa, hasta los coños africanos de chocolate y fresa. En “Coños Brasileños” desarrolla el interesante tema del estilismo púbico. Y otras muchas carpetas más que repasa de vez en cuando con merecido orgullo. Recientemente ha ampliado sus horizontes gracias a la Red Profunda, donde ha conocido a otros seres sensibles como él y ha aprendido posibilidades que, hasta ahora, le parecían prohibidas o peligrosas. Así acaba de empezar su último proyecto, “Coños inocentes”, donde piensa que conseguirá extraer, por fin, la esencia del coño perfecto en su  estado más puro….

Tan abstraído está en sus pensamientos que no identifica el ruido que explota de golpe cuando la policía revienta la puerta de su casa y entra en su habitación. Mientras dos policías le tiran sobre la cama y le esposan las manos a la espalda, otros dos trajinan en sus ordenadores y discos duros. Juande no entiende nada, esto es un error, es un abuso, estoy en mi casa y no le he hecho daño a nadie, no soy un delincuente, esto es un terrible malentendido. Y quiere que se lo trague la tierra mientras baja las escaleras y percibe cómo los vecinos espían por la mirilla o abren sin disimulo la puerta para mirarlo con un desprecio que un artista como él no se merece.

Textos para lectura previa de cara a la última clase

TRANSIRAK MR.PERFUMME ¿Quién podría amar a una medio máquina? ¿Quién sería capaz de bucear bajo su gruesa capa de metal? ...